Los niños son siempre los que más sufren en las guerras orquestadas por los adultos, y son ellos quienes cargarán con la responsabilidad de reconstruir un mundo devastado por la conflagración de la guerra. La crisis de Siria no sólo se ha cobrado cientos de miles de vidas inocentes y ha destruido irremediablemente lugares patrimonio de la humanidad, sino que también ha desestabilizado toda la región. También muchos países africanos siguen sumidos en conflictos interminables, en los que sus habitantes, incluidos los niños, recorren a veces miles de kilómetros y soportan enormes gastos con la esperanza de encontrar la paz y la normalidad.
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