Los trastornos del control de impulsos implican un deseo irresistible de realizar acciones perjudiciales a pesar de darse cuenta de las consecuencias. El paciente siente una fuerte excitación por realizar una actividad, lo que le hace incapaz de evitarla a pesar de ser consciente de las consecuencias de su acción.

Por lo general, la realización de la actividad va precedida de una fuerte excitación o de una tensión creciente, y la actividad en sí misma proporciona mucho placer y una sensación de alivio.
Entre los trastornos del control de los impulsos no asociados a otros trastornos mentales, según la clasificación DS IV, se hace una distinción:

• 312.34 Trastorno explosivo periódico 3
• 12.32 Cleptomanía
• 312.33 Piromanía
• 312.31 Juego patológico
• 312.39 Tricotilomanía
• 312.30 Trastorno del control de impulsos, no especificado

La cleptomanía consiste en un deseo repetido de cometer un robo no impulsado por motivos materiales. El cleptómano no roba para obtener el objeto en cuestión, sino por la sensación de placer y alivio que acompaña a la acción (robar).

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La piromanía es un trastorno mental caracterizado por un impulso irresistible de provocar incendios. Los pirómanos muestran una fascinación extraordinaria por el fuego y un interés por los incendios y sus consecuencias. Su mayor placer no está tanto en el acto de provocar un incendio en sí como en presenciarlo.

Laludopatía es un trastorno altamente destructivo que implica una incapacidad para dejar de jugar. Los ludópatas pasan todo su tiempo en las máquinas recreativas mientras descuidan a sus familias y muy a menudo empeoran su situación financiera, y lo que es peor, son incapaces de parar a pesar de ser conscientes de la situación. Curiosamente, la ludopatía es un trastorno típico casi exclusivamente de los hombres; sólo menos del 5% de los ludópatas son mujeres.