La enfermedad de Parkinson tiene una prevalencia de 100 a 200 casos por cada 100.000 habitantes.
Tabla de contenidos:
- Etiología de la enfermedad de Parkinson
- Diagnóstico y tratamiento actual
- ¿Qué es la terapia génica?
- Ensayos clínicos de enfoques de terapia génica en la enfermedad de Parkinson
- Seguridad de la terapia génica
Se desarrolla lentamente, al principio con temblor en reposo de las manos, aumento del tono muscular, problemas del habla y de la marcha. El paciente adopta una postura flexionada, se queja de dolor muscular y de síntomas vegetativos como estreñimiento, trastornos de la micción y de las actividades sexuales.
Etiología de la enfermedad de Parkinson
En el cerebro de una persona con Parkinson desaparece un grupo de células con un característico color oscuro, denominado materia negra.
La materia negra produce el neurotransmisor dopamina. El número de células de materia negra disminuye fisiológicamente con la edad, y la cantidad de dopamina disminuye entre un 8 y un 10% por cada 10 años de vida. Cuando el número de células productoras de dopamina disminuye entre un 70% y un 80% y la dopamina se reduce entre un 20% y un 30%, se puede hablar de desarrollo de la enfermedad de Parkinson.
Se desconoce la causa de la desaparición progresiva de las células nerviosas productoras de dopamina. Se cree que los factores ambientales y genéticos contribuyen al desarrollo de la enfermedad de Parkinson.
Diagnóstico y tratamiento actual
La enfermedad se diagnostica a partir de un examen clínico y de métodos de diagnóstico cerebral por imagen como la tomografía por emisión de positrones (PET) o la tomografía por emisión de fotón único (SPECT). La PET y la SPECT permiten visualizar la reducción de la acumulación de dopamina en el cerebro característica de la enfermedad de Parkinson. El objetivo principal del tratamiento es reducir la gravedad de los síntomas motores.
Actualmente, la forma más eficaz de tratamiento es la terapia farmacológica, basada en la administración de fármacos dopaminérgicos, pero con la progresión de la enfermedad y la duración del tratamiento, los síntomas empeoran y son cada vez más difíciles de controlar. La eficacia del tratamiento farmacológico puede mejorarse con métodos quirúrgicos, que consisten en dañar estructuras subcorticales específicas y en la estimulación cerebral profunda. El tratamiento quirúrgico sólo proporciona mejoría en el 20-30% de los pacientes.
¿Qué es la terapia génica?
La terapia génica es un método de tratamiento que consiste en introducir en las células una copia normal del gen cuyo defecto es responsable de la aparición de la enfermedad. En el caso de la terapia de la enfermedad de Parkinson, el gen se introduce en el cuerpo del paciente mediante un vector. Los vectores son vectores especiales, normalmente virus, capaces de infectar células, pero que han sido despojados de sus propios genes, responsables de la patogenicidad.
Ensayos clínicos de métodos de terapia génica en la enfermedad de Parkinson
La investigación sobre la terapia génica para la enfermedad de Parkinson se ha basado en tres métodos. Dos consisten en la terapia de sustitución enzimática y el tratamiento con factores neurotrópicos. La terapia de sustitución enzimática implica la transferencia de un gen que codifica una enzima cuya actividad está significativamente reducida como consecuencia de la enfermedad. De este modo, es posible compensar la deficiencia de neurotransmisores responsables de los síntomas motores.
En un método que utiliza factores neurotrópicos, se introduce en las células nerviosas un gen que codifica una proteína capaz de restaurar la función dopaminérgica, lo que favorece la recuperación de la función normal por parte de las células dopaminérgicas de la sustancia negra.
El estudio fue dirigido por el profesor Peter LeWitt, del Instituto Fenstein de Investigación Médica de Manhasset (Nueva York). Participaron 45 pacientes de entre 30 y 75 años con enfermedad de Parkinson diagnosticada desde hacía al menos cinco años. Veintidós se sometieron a terapia génica, mientras que 23 constituyeron un grupo de control con cirugía simulada e inyección salina.
Durante la terapia génica propiamente dicha, se insertaron múltiples copias del gen terapéutico, que codifica la decarboxilasa del ácido glutámico (GAD), a través de un catéter en el núcleo talámico bajo de ambos hemisferios cerebrales. La GAD es responsable de la síntesis del ácido γ-aminobutírico (GABA), un neurotransmisor con efectos inhibidores. La estimulación del sistema GABA-érgico dentro del núcleo accumbens inhibe las excitaciones generadas en este núcleo accumbens, favoreciendo la recuperación de la función normal.
Al cabo de seis meses, los trastornos del movimiento en los pacientes tratados con terapia génica se habían aliviado una media del 23%, mientras que en el grupo de control sólo lo habían hecho en torno al 13%.
La seguridad de la terapia génica
Un factor decisivo para la seguridad de la terapia génica es la administración bien controlada de vectores virales en las zonas pertinentes y bien definidas del cerebro. Una característica constante que se ha observado con el uso de vectores virales es su transporte intensivo desde el lugar de administración hasta zonas distantes del cerebro, lo que puede ser tanto una desventaja como una ventaja.