Los trastornos de integración sensorial tienen un impacto significativo en la respuesta a los estímulos externos e internos que llegan al cerebro. En el curso de reacciones anormales y un desequilibrio entre la sensibilidad a los estímulos individuales, pueden producirse respuestas inadecuadas, lo que contribuye a anomalías en el funcionamiento en sociedad. Una de las terapias cada vez más utilizadas es la terapia craneosacral, que requiere no sólo grandes conocimientos y habilidades manuales por parte del terapeuta, sino también la sensibilidad suficiente y la capacidad de establecer una relación de compenetración con el paciente.
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