Nuestra piel cambia con la edad - todos lo sabemos. Sin embargo, nuestro estado de salud, el estrés, la vida cotidiana y, por último pero no menos importante, nuestro entorno también influyen en el estado de nuestra piel. Los radicales libres, la radiación UV, la contaminación atmosférica... son sólo algunos de los elementos que afectan a la firmeza y la elasticidad y, por tanto, al aspecto de la piel. Por ello, merece la pena cuidar la piel y aplicar tratamientos que mejoren su estado.
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