El sustrato de la infidelidad, o de una "relación paralela"(término acuñado por P.Druckerman) es multinivel. Sorprendentemente, uno de esos niveladores resulta ser la genética. Los científicos han descubierto, con toda la culpa, el diminuto gen V1aR que codifica la producción de vasopresina, responsable de las relaciones sexuales. Una deficiencia de esta hormona favorece las tendencias a la infidelidad.
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