Tras un acontecimiento traumático, se observa una alteración de la memoria narrativa. Esto impide el recuerdo consciente o la recuperación de los hechos. El acontecimiento se recuerda en términos sensoriales-emocionales. Por lo general, el recuerdo está fragmentado. El sentido del tiempo y los detalles del contexto están distorsionados. Las personas que han experimentado este tipo de sucesos son especialmente susceptibles de sufrir un trastorno de estrés postraumático (TEPT).
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