Todos hemos conocido a este tipo de persona. Siempre queriendo ser el centro, ruidosos, provocadores, deseando llamar la atención a toda costa. Es cierto que a veces pueden resultar molestos, pero hasta cierto punto el mundo es favorable a los histriónicos. Gracias a sus elevadas habilidades sociales, pueden, de forma más o menos consciente, manipular a los demás y escalar posiciones en la vida profesional y social. El problema comienza, sin embargo, cuando quieren entablar relaciones reales y profundas que necesitan estar apuntaladas por algo más que la afirmación constante del atractivo de su propio yo.
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