El SOP y la resistencia a la insulina suelen darse simultáneamente, lo que crea un círculo vicioso de trastornos hormonales y metabólicos. Una dieta que estabilice los niveles de glucosa e insulina, basada en productos con un índice glucémico bajo, fibra, proteínas completas y grasas saludables, desempeña un papel importante en la terapia. Los errores más comunes son excluir los hidratos de carbono, renunciar a la fruta y un aporte insuficiente de proteínas. Mientras tanto, los carbohidratos complejos, la fruta fresca y las buenas fuentes de proteínas favorecen el equilibrio hormonal, mejoran la sensibilidad a la insulina y alivian la inflamación, lo que facilita el control del peso y la reducción de los síntomas de la enfermedad.
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