Conocer una lengua extranjera nos abre un sinfín de nuevas experiencias, oportunidades de trabajo y de conocer gente. Comunicarse libremente en una lengua distinta a la materna puede ser una fuente de gran satisfacción, aunque muchos de nosotros tenemos que trabajar duro y ser muy sistemáticos para alcanzar un nivel de libertad lingüística. Sin embargo, las investigaciones demuestran que el conocimiento de una segunda lengua o de otras lenguas puede cambiar literalmente la estructura del cerebro y aumentar la percepción, independientemente de la edad a la que comencemos nuestra educación.
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