En la mayoría de los casos, la afección aparece entre los uno y los cinco años. Sin embargo, el estrabismo también puede afectar a niños mayores - corren el riesgo de desarrollarlo hasta los ocho años, es decir, hasta que la capacidad de ver correctamente con ambos ojos esté completamente desarrollada. El estrabismo también puede ser congénito, es decir, estar presente nada más nacer o aparecer poco después. No obstante, conviene recordar que no indica necesariamente una afección real.
Ocurre que los recién nacidos tienen una divergencia de los ojos, que está relacionada con el subdesarrollo de la capacidad de ver, pero que puede desaparecer a medida que el niño crece, afirma la oftalmóloga Alicja Dreksler-Tkacz, del hospital Weiss Klinik de Chorzów.
Síntomas del estrabismo
En la mayoría de los casos, el problema es fácil de detectar: el niño no mira directamente al frente con un ojo. A veces el cambio no es tan pronunciado, por lo que es importante prestar atención a otros síntomas, como cerrar el ojo afectado o inclinar la cabeza para que el ojo sano pueda estar más cerca del objeto observado. La cura del estrabismo depende en gran medida de realizar un diagnóstico correcto lo antes posible, porque es importante recordar que los niños no "salen" del estrabismo.
La causa del estrabismo puede ser un debilitamiento de los músculos que permiten que los ojos se muevan en direcciones diferentes, o un sobreesfuerzo unilateral de estos músculos. Los trastornos del aparato muscular suelen ser el resultado de varios elementos. Entre ellos, factores genéticos, defectos de refracción (especialmente la hipermetropía, que hace que el niño "fuerce" los ojos para ver algo de cerca) o problemas fisiológicos del sistema óptico. En un pequeño número de casos, el cerebro puede ser responsable de la aparición del estrabismo, al ser incapaz de coordinar el funcionamiento normal de los globos oculares.