En verano todo el mundo quiere que haga sol y calor. A muchos nos gustan mucho las altas temperaturas y nos sentimos bien entonces. Sin embargo, si la temperatura supera los 30-32 grados centígrados, el calor nos hace sentir débiles, no tenemos ganas de comer, sudamos y, lo que es más importante, nos desmayamos o nos acaloramos.
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