Utilizamos la anticoncepción para controlar los nacimientos, por lo que el objetivo es impedir la fecundación de un óvulo o su implantación. Podemos lograr estos objetivos mediante métodos farmacológicos, mecánicos o quirúrgicos. Lo importante en el uso de la anticoncepción es que sea segura, eficaz, fácil de usar, ampliamente disponible y reversible[1].
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