Vivir con una persona afectada por la enfermedad de Parkinson requiere cuidados las 24 horas del día y muchos sacrificios. Muchas personas son incapaces de hacer frente a las responsabilidades cotidianas y de garantizar la seguridad del paciente. Hay que reflexionar muy detenidamente sobre la cuestión y discutirla con los familiares antes de decidir quién y dónde va a cuidar al paciente.
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