El sistema circulatorio de nuestro cuerpo está asociado casi exclusivamente al corazón. Este importantísimo órgano actúa como una bomba que suministra sangre a casi todas las células de nuestro cuerpo. Este proceso, sin embargo, no tendría ningún sentido si no fuera por el sistema vascular arterial en el que se introduce la sangre. Debido a las altísimas presiones que genera el corazón, las arterias son vasos mucho más robustos que las venas. Desgraciadamente, incluso a pesar de estas características, que les confieren un grado de resistencia extremadamente alto, las arterias pueden dañarse o volverse patológicas. Algunas de las más peligrosas son los aneurismas.
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